No sé muy bien que paso pero creo que fue esa vez, allá lejos, hace unos años cuando salí con mi bolso a ofrecer mis duendes. Por aquellos días el curso de duendes estaba en segundo lugar en mi vida, no tenía mi propio taller y solo daba las clases en Castelar los días sábados, obviamente el dinero no me alcanzaba y cada tanto vendía en la feria de Mataderos.
La venta de duendes hace unos años estaba en el pico mas malto, recuerdo que llegué a tener tres puestos, uno en Ituzaingo, otro en Mataderos y otro itinerante el cual atendía con la ayuda me mi mamá y mi novia de aquellos días. Probamos hacer «doblete» EN ESTE CASO TRIPLETE! con el objetivo de levantar unos pesos mas… servía, pagaba el alquiler, comía y vivía «dignamente».
Poco a poco la venta fue bajando así que le dije a mi amigo Jorge que no tenía más ganas de hacer feria, que no me alcanzaba.
El me decía ¿y qué vas a hacer? Le dije que me iba a poner las pilas con los cursos y con mi sitio web, que en aquellos días se llamaba artesaniaslosgnomos…
Creo que fue el universo, Dios o el destino que hicieron que justo por esos días me contactara una señora desde España que había visto mis trabajos. Me pidió 1000 duendes chicos y otros tantos más grandes.
Recuerdo que pase dos semanas trabajando al punto que se me acalambraban los dedos de tanto amasar… eso era exactamente lo que necesitaba, un poco «mas» de dinero que me motive. Así fue, que deje de hacer feria ese pedido me hizo dar cuenta que podía vivir sin ese espacio, que podía seguir vendiendo al por mayor y dando clases.
Los vientos cambiaron una vez más en mi vida… un poco por el entorno político y social del año 2000 al 2005 y otro poco por lo inquieto que siempre fui en lo afectivo.
Mi compañera decía que yo era un «NOMADE AFECTIVO» pero ese es otro tema…
Un hijo siempre te cambia las cosas dicen… y así fue que volví a la feria de Mataderos a vender mis duendes para sumar unos pesos más.
Me encontré con muchos amigos «compañeros de ferias» y no fue nada difícil tener un puesto todos los domingos, esas cosas pasan… tener contactos y «buena reputación» facilita las cosas. Arme mi puesto y salí a pasear por la feria, hermosa como siempre pero había algo distinto… fue grande mi sorpresa cuando vi que éramos unos seis o siete «Duenderos » en toda la feria cuando antes éramos apenas dos.
Dije mi frase de siempre «El sol sale para todos» confiando en que todos tenemos derecho a comer. Termine el día y me metí mis pensamientos en el traste porque mi bolsillo estaba más vacío que por la mañana.
Entre puesto, choripán y pasaje gasté más de lo que vendí. Me dije “son cosas que pasan” “fue un día malo”, “debe ser la fecha estamos a fin de mes” y todas esas justificaciones que nos ponemos los artesanos para no bajar los brazos y sostener nuestra Fé en lo que creemos.
Pasaron dos, tres, cinco domingos y nada… lamentablemente la venta no repunto según mis expectativas así que el día lunes en lugar de salir a comprar materiales como hacen muchos artesanos para reponer, decidí tomar mi bolso y salir a vender.
Fui a un local en donde ofrecí mis trabajos, quedaron encantados “muy buenos”, “que calidad”, un montón de halagos que se desvanecieron cuando le dije los precios.
-No puede ser, mira lo que es este duende es el doble de grande y me salio la mitad me dijo… Lo mire y pensé (no puede comparar… ese duende es articulado, es de porcelana en frio, estaba verdaderamente desprolijo y estos son fijos y de masilla!! son otros costos)
Este no tiene idea me dije, le vendí unos duendes y me fui a la mierda.
Llegué a un local en una galería muy importante acá en Buenos Aires y me dije:” Si vendo acá soy un capo!!”
Entré y mostré lo que hacía… la chica que me atendió quedo fascinada con mis duendes pero…
– Que te parece si me haces este modelo pero en este tamaño, con este gorrito y el pelo de este color, podes ponerle la carita de este, bajarle un poquito el precio… Me gustaría este modelo también pero que sea porta sahumerio y le podes poner un cartelito que diga feliz día, viste que eso se vende Yo la miraba y no podía creer, quería trabajos personalizados y exclusivos a un bajo costo.
Obviamente no compró nada, le dije que esos eran los modelos que tenia por el momento, tomé mi bolso le dejé mi tarjeta y me fui a la mierda.
Por un momento pensé que mis duendes eran caros, pero me di cuenta que es al revés, hay muchas ratas que quieren lucrar con la necesidad de la gente y hay mucha gente que regala sus trabajos para comer HOY.
Ese día decidí no vender más al por mayor. Recuerdo que volví llorando casa, indignado…
Todo esto me hizo comprender que todo cambia constantemente, todo el tiempo y que la seguridad no existe. Tampoco podría tener un trabajo estable y levantarme a las 6hs, marcar tarjeta y volver a las 5 de la tarde a tomar mate, mirar tele, dormir y empezar de nuevo…
Admiro a las personas que pueden hacerlo, yo lo intenté pero no pude…
Ahora quiero volver a hacer feria pero no por necesidad económica.
por ahí tengo éxito no?
Roberto Benítez
www.cursodeduendes.com